El estudio español MercurySteam sorprende con el lanzamiento de una nueva IP, un videojuego que ha salido de la nada y que, sinceramente, se siente muy único. Con decenas de horas de contenido, Blades of Fire es un juego de acción distinto, con un aire a la vieja escuela, en la que los juegos no eran tan amables con el jugador. Te cuento si merece la pena en este análisis.
DESARROLLADOR | EDITOR | PLATAFORMAS | FECHA DE LANZAMIENTO |
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MercurySteam | 505 Games | PC | PS5 | XSERIES | 22 de mayo de 2025 |
Blades of Fire: un universo muy rico
Blades of Fire es un juego de acción en tercera persona y su historia nos lleva a un mundo creado por los forjadores, dioses-artesanos que dieron forma al mundo. Para hacerlo, estos dioses utilizaron martillos mágicos. Cuando terminaron su obra, pasaron a los humanos el testigo y el don del acero. Pero, claro, la humanidad todo lo lía, y en este caso no podía ser menos.
La aparición de la reina Nerea lo puso todo patas arriba: usó su magia para transformar casi todo el acero en piedra (menos el suyo), lo que le permitió levantar un imperio basado en la fuerza bruta. Su tiranía ha sumido al mundo en la decadencia y es ahí donde entra el protagonista, Aran de Lira. Un martillo forjador ha caído en sus manos y, en compañía del joven Adso, decide devolver el equilibrio al mundo.
Juntos recorren un mundo dividido en regiones, cada una con su propio carácter, desafíos y mitología. Son zonas enrevesadas y con una escala controlada. Me han recordado al mapa de Expedition 33, aunque estos escenarios son más grandes y ofrecen mucha más exploración, pero el concepto no está tan alejado. La narrativa se construye poco a poco, a medida que exploras y combates.
Adso sirve como puente entre el jugador y un mundo muy denso, lleno de mitos, símbolos y artefactos con historia. Personalmente, me ha gustado el universo, pero entrar en él se puede hacer duro, porque hay muchísima información que asimilar. Blades of Fire parece el primer capítulo de una gran saga de fantasía, con una ambientación que bebe de Tolkien, pero también de Dark Souls, Berserk o Castlevania.
Y el diseño artístico apoya todo esto: criaturas únicas, castillos descomunales, arquitectura imposible, herramientas mágicas… Cada escenario cuenta una historia, y cada rincón está construido con bastante mimo. En este sentido, el trabajo es fantástico y ayuda mucho a la inmersión. Es un mundo en el que te apetece perderte, y menos mal, porque de eso trata este videojuego.

Una aventura sin guías
Te lo digo ya: Blades of Fire no es para todo el mundo. Esta manida frase, que intento evitar usar, es muy relevante en este caso. Pero no lo es porque sea extraño a nivel jugable o porque su mundo esté lleno de extravagancias; lo es porque su desarrollo es muy de “la vieja escuela”, de perderte por su escenario sin saber qué esperar. Y eso, sinceramente, choca mucho en pleno 2025.
Es verdad que hay otros juegos más o menos recientes que apuestan por no guiar tanto al jugador (por ejemplo, en RPG se me viene a la mente Dragon’s Dogma 2, que se basaba mucho en la curiosidad que cada usuario tuviera), pero lo de la nueva obra del estudio español MercurySteam creo que va más allá. Y la cuestión es que considero que su planteamiento es, a partes iguales, virtud y defecto.
En Blades of Fire no hay un marcador o una guía que te indique qué debes hacer después. Y sí, mola. Los juegos así también motivan. Por ejemplo, Tunic basó gran parte de su éxito en no contarte nada (ni los controles) y es uno de los grandes indies de los últimos años. Así que, sí, claro que me ha gustado esa sensación de descubrimiento y de “andar perdido”.
La sensación de aventura es mayor así, no puedo negarlo. Pero, a la vez, ha habido momentos de atasco y eso hace que lo bueno que tiene esa propuesta se diluya. Y ojo, soy capaz de reconocer que no es tanto un fallo del juego, sino un vicio adquirido. Somos incapaces de darnos el tiempo suficiente para ir de un lado a otro. No es lo normal hoy en día y en muchas dosis puede cansar.
Así que, bueno, para mí esa dualidad ha existido en todas las horas que he jugado al título. Ha habido momentos en los que he agradecido ese desarrollo sin guía y otros, seguramente por esa prisa de querer superar lo que tengo entre manos y pasar a otra misión (o a otro videojuego), en los que he salido de Blades of Fire con cierto cabreo. Creo que es muy importante que sepas lo que hay antes de jugarlo.

La forja de tus armas es la clave de tu crecimiento
Ese debate interno entre si lo que estaba experimentando me estaba gustando o no ha estado presente todo el tiempo, y hay que abrazar esa sensación si quieres meterte de lleno en la aventura. Si lo aceptas, es evidente que puedes encontrar un videojuego perfecto para los amantes de la exploración. Si te gusta investigar cada rincón de un escenario, es para ti.
Y no te exagero con eso: Blades of Fire se divide en múltiples zonas, a cada cual más enrevesada. Pero no lo son sólo por sus pasillos y caminos a nivel horizontal, sino que también aprovechan la verticalidad para esconder la salida a la encrucijada de turno. No te lo digo de broma: a veces, parece más un juego de exploración que uno de acción. Debes estar atento a cada rincón para avanzar.
Pero su falta de información no sólo está en el camino que tienes que seguir. Está presente en todo el juego, también en la parte más importante de la jugabilidad: el combate. Ni siquiera vas a saber cuáles son las debilidades de los enemigos (les dañan más unos tipos de arma que otros) y todo lo que aprendas lo vas a tener que hacer por las malas, con ensayo y error, y escuchando a Adso.
Adso es tu luz al final del túnel: intenta darte consejos de cómo pelear mejor, de cuáles son los patrones de comportamiento de los enemigos o de cuál es la debilidad principal de ellos, ya que se pasa la aventura estudiándolos. Es el único salvavidas en un mar bravo, al que MercurySteam te lanza sin pudor. Pero te aseguro que, al final, es posible nadar tranquilamente en sus aguas.
El combate tiene cierto aire a los God of War modernos, pero cuenta con diferencias claras. De hecho, al principio te parecerá muy tosco y lento, pero todo cobra sentido cuando te das cuenta de que el videojuego premia que seas estratégico y golpees con cabeza. Cambiar el chip es un poco complicado, pero es importante abrazar lo que propone, porque si no se te puede hacer cuesta arriba, y eso que no es dificilísimo.
El combate es técnico y desafiante, sin llegar al castigo de un Souls. Las esquivas, los parrys y la gestión de la estamina son clave, pero el peso del combate recae sobre el sistema de armas: cada una debe forjarse desde cero. Es más, aquí no hay subida de nivel, ni puntos de habilidad. Tu capacidad de mejora pasa, fundamentalmente, por crear armas mejores.
Y es que la obtención de armas tampoco es habitual. Debes forjar cada parte de tu arma con los recursos que has obtenido. Cada espada, daga o martillo se craftea desde cero eligiendo hoja, empuñadura y más. Esto modifica estadísticas, durabilidad y estilo de juego. En este sentido, creo que la jugabilidad abraza muy bien el planteamiento narrativo.
Para forjar tienes que superar un minijuego en el que tienes que ser paciente y calculador, porque el rendimiento de tu nueva herramienta depende de ello. Es más, las armas se desgastan, y admiten reparaciones si el minijuego te ha ido bien. Realmente, me ha divertido el sistema (aunque parece tedioso de primeras). He sentido verdadero apego por cada arma, porque hacerlas no es sencillo y se sienten únicas.
¿Y todo esto funciona? Sí, el conjunto del combate más la búsqueda intensa de materiales para mejorar el equipamiento me ha gustado. Es entretenido. Pero, como todo en la vida, tiene sus peros. El ritmo a veces se frena por un backtracking forzado, la falta de claridad en algunas mecánicas frustra y hay algunos bugs. Pero, si salvas todo eso, te queda un juego muy especial y diferente.
Conclusiones
Blades of Fire no quiere gustar a todo el mundo. Y eso es, precisamente, lo que lo hace tan especial. Es un juego valiente, que pide paciencia y devuelve inmersión, descubrimiento y una sensación de aventura que ya no se estila. Si estás dispuesto a dejarte arrastrar por su propuesta, puede que te marque, pero su virtud también es, a veces, defecto.

Por último, dar las gracias a 505 Games por cedernos una copia de Blades of Fire.