Cinco años después de DOOM Eternal, el estudio id Software regresa con DOOM The Dark Ages, una precuela que reimagina el infierno con un estilo medieval. Lejos del vértigo ultratecnológico de sus predecesores, este nuevo capítulo apuesta por un enfoque más pesado, táctico y visualmente arcaico, pero sin perder la brutalidad que define la franquicia. Todo con un Slayer que se mueve como un tanque y un arsenal muy completo. Por esto y mucho más, no dudes en leer nuestro análisis completo a continuación.
DESARROLLADOR | EDITOR | PLATAFORMAS | FECHA DE LANZAMIENTO |
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id Software | Bethesda Softworks | PC | PS5 | XSERIES | 15 de mayo de 2025 |
DOOM THE DARK AGES
DOOM: The Dark Ages nos traslada a un pasado remoto, donde la guerra contra el infierno no se libra con tecnología avanzada sino con acero, escudos y dragones. El título es una precuela directa que ahonda en los orígenes del DOOM Slayer, un guerrero que aquí no solo es temido, sino también manipulado y usado como arma por poderes mayores. La narrativa arranca con fuerza: el Slayer está encadenado, al servicio de los Maykrs, mientras el reino de Argent D’Nur arde bajo el asedio demoníaco.
La ambientación es uno de los pilares más diferenciadores del juego. Aquí no hay laboratorios futuristas ni bases espaciales. En su lugar: castillos góticos, fortalezas arruinadas, campos de batalla bañados en sangre y cielos rasgados por portales infernales. Es un universo más sucio, más físico y más místico, donde el horror no viene del metal, sino del caos primitivo.
A nivel narrativo, The Dark Ages pone más peso en las cinemáticas y la puesta en escena que en el lore oculto. Aunque aún hay códices para descubrir, la mayor parte del relato se entrega de forma directa, con escenas que, sin ser largas, aportan contexto y estilo. La historia no pretende ser profunda ni emocional, pero sí efectiva. El tono es entre épico y grotesco, y no intenta tomarse demasiado en serio. Eso juega a su favor.

Un Slayer con pura potencia bruta
La jugabilidad de DOOM The Dark Ages conserva el núcleo de la saga —combate veloz, sangriento y preciso— pero tiene un peso distinto. En esta entrega el Slayer no es ágil, y por lo tanto no es capaz de saltar entre plataformas como en Eternal, sino que es una máquina de guerra que avanza con fuerza contenida. El control se siente más deliberado, más enfocado al impacto que a la velocidad. No es lento, pero sí más denso, y eso se traduce en un combate que exige atención táctica sin perder brutalidad.
El arma estrella, sin duda, es el escudo-sierra: una mezcla entre defensa y ataque que define el nuevo ritmo de combate. Puede bloquear ataques, hacer parrys a proyectiles enemigos (clave en las dificultades altas), y lanzarse como un disco cortante que rebota entre enemigos. Al mejorarse, desbloquearas efectos como explosiones en cadena o ataques automáticos al ejecutar un parry exitoso. El escudo cambia completamente la forma de afrontar los encuentros y te premia por dominar su tiempo y colocación.
Las glory kills siguen estando presentes, pero han sido refinadas. En lugar de detener el ritmo con animaciones largas, la mayoría son rápidas, fluidas y contextuales. Algunas, especialmente contra enemigos grandes, mantienen esa teatralidad sangrienta que tanto define la saga, pero sin romper el flujo del combate.
Dentro de su arsenal vemos clásicos como la superescopeta, que aquí se siente más poderosa que nunca, pero introduce nuevas armas cuerpo a cuerpo como la maza o el guante potenciador. Cada arma tiene variantes que se adaptan a distintos estilos: algunas infligen daño masivo, otras restauran vida y otras activan efectos secundarios. Y lo mejor: no estás obligado a usar una sola “build” para sobrevivir. Puedes experimentar y encontrar la que más se asemeje a tu forma de jugar.
En general, el combate es un equilibrio entre agresión y saber que tienes que hacer. Cada enemigo tiene su punto débil, pero el juego ya no te fuerza a usar “el arma correcta” para cada situación como en Eternal. Aquí se valora más el control del caos que la ejecución perfecta. Esto lo hace más accesible sin volverse complicado. Si quieres un reto mayor, las opciones de dificultad personalizadas te permiten ajustar todo: desde la dificultad del parry hasta el daño recibido o emitido.

Un diseño de niveles más grandes y más abiertos
Uno de los cambios más evidentes en The Dark Ages es el rediseño de los escenarios. Si bien aún hay zonas cerradas al estilo “arena” —con oleadas de enemigos y combate puro—, buena parte del juego se apoya en niveles más amplios, semiabiertos y con objetivos repartidos por grandes extensiones. Esto no solo cambia el ritmo, también modifica cómo te moverás, explorarás y combatirás.

En esta ocasión será mucho más común el ir avanzando mientras desactivas portales, derribas defensas o eliminas a un grupo de enemigos repartidos en distintos puntos del mapa. Esa libertad momentánea para elegir el orden en el que te enfrentas a los retos es bienvenida, aunque a veces el ritmo sufre por culpa de zonas demasiado vacías o caminos poco claros. En general, la intención es buena, pero el diseño no siempre está a la altura de la ambición.
La exploración se recompensa con tres tipos de recursos para las mejoras de salud, escudo y armamento, además de coleccionables como códices o desafíos secretos. Encontrarlos requiere prestar atención al entorno, además de usar habilidades de movimiento y, a veces, resolver pequeños rompecabezas. El mapa tridimensional ayuda, aunque no es perfecto, ya que entenderlo puede resultar confuso, especialmente en niveles más verticales o con múltiples capas.
No todo el contenido secundario es opcional, ya que algunos secretos otorgan mejoras clave o habilidades pasivas que facilitan mucho el avance en dificultades altas. Así que el explorar no es solo un capricho para completistas, sino una ventaja real en combate para todos. Todo esto englobado en un diseño visual de los niveles que acompaña con castillos, ruinas, bosques oscuros, y estructuras colosales.

Disfruta con tus nuevos juguetes
Uno de los añadidos más llamativos de DOOM The Dark Ages son las secciones especiales a lomos de un dragón volador o al mando de un mecha de combate colosal. Son momentos diseñados para romper la rutina del juego base, ofreciendo una variedad visual y dando una sensación de poder descomunal. Y lo logran… hasta cierto punto.
Las secciones del dragón son espectaculares en lo visual —la criatura impone, el paisaje se transforma y el ritmo baja para tomar aire—, pero su jugabilidad es básica. El combate aéreo se limita a esquivar y disparar con mecánicas muy simples. Sirven como transición, pero al alargarse más de la cuenta, acaban perdiendo fuerza. No hay libertad de movimiento, ni posibilidad de usar al dragón fuera de los niveles predefinidos, lo que refuerza la sensación de que están ahí más por “el momento wow” que por aportar profundidad.
En el otro extremo está el mech Atlan, una especie de armadura gigante que convierte al Slayer en una versión infernal de un Power Ranger. Estas secciones, aunque también limitadas, funcionan mejor: los enfrentamientos con enemigos tipo Kaiju tienen buen ritmo, la sensación de peso está bien conseguida y las habilidades —esquiva, carga, cañón rotatorio— se integran con más lógica en el estilo DOOM. Eso sí, son breves y algo superficiales, cumplen su función, pero no invitan a rejugarlas.

APARTADO AUDIOVISUAL
id Software en esta ocasión nos sorprende por una atmósfera oscura y gótica en cada uno de sus escenarios. La estética medieval de DOOM The Dark Ages se compenetra a la perfección con elementos sobrenaturales; castillos en ruinas, cielos tormentosos y portales demoníacos, creando un ambiente inmersivo y brutal. Los detalles, desde la corrosión en las armaduras hasta las luces que filtran a través de vitrales rotos, que refuerzan la sensación de una guerra antigua y despiadada. Todo esto gracias a un sistema de iluminación sobresaliente. En líneas generales, el juego ofrece una dirección visual mejorada, que logra su propuesta, sumergirnos en un pasado infernal.
En relación a su apartado sonoro, este no se queda atrás, ya que dispone de efectos de sonido muy bien seleccionados para crear esa violencia en cada enfrentamiento, desde el estruendo de la superescopeta hasta el chirrido del escudo-sierra. Cabe destacar, que el título está totalmente doblado al castellano con unas actuaciones muy buenas, además de estar totalmente localizado al español en todos sus textos. Por último, su banda sonora refleja la crudeza del combate con temas potentes, intensificando la adrenalina del combate y acentuando en los momentos más épicos. Te animo a escucharla en Spotify.
NUESTRA OPINIÓN
Hablar de DOOM es saber que te vas a encontrar con un shooter de mucho ritmo, aunque en esta ocasión el ritmo ha bajado, esto no debilita la identidad de la saga, ya que la brutalidad sigue estando presente. La jugabilidad ha sido redefinida y le sienta muy bien, con un escudo-sierra, un sistema de parry y una variedad de armas que añaden mucha más profundidad. Además, en esta nueva entrega tenemos un buen equilibrio entre cinemáticas y la acción, y aunque el estudio no pretende contar una historia compleja, sí ofrece más contexto con sus cinemáticas y puro espectáculo. Todo ello englobado en una dirección artística con mucha personalidad, apostando por lo medieval y consiguiéndolo muy bien.
En esta ocasión, tiene unos escenarios mucho más amplios para que cada jugador pueda explorar a su ritmo; unas localizaciones con secretos y mejoras que no solo son un añadido, sino que también impactan directamente en tu desempeño jugable con nuevas habilidades. Por otro lado, sus secciones especiales están muy bien seleccionadas, ya que, aunque no sean muy profundas, están muy bien distribuidas para no saturar al jugador. Por último, su optimización es excelente, su rendimiento en PC es ideal, aunque tengo que destacar que, a fecha de este análisis, no se puede ejecutar en Steam Deck.
La parte más negativa la he encontrado en sus misiones del dragón y el mech, ya que son demasiadas simples, pero visualmente son impresionantes. Además, su banda sonora es correcta, pero no alcanza los picos memorables que sí vimos en entregas anteriores. Así mismo, el juego cuenta con algunos problemas menores sin mucha importancia que se irán solucionando.
En conclusión, DOOM The Dark Ages está recomendado por seguir apostando por un combate contundente. La incorporación del escudo-sierra y del sistema de parry le sienta de maravilla, estando muy bien implementadas. Además, la narrativa está equilibrada con buenas cinemáticas, especialmente con un inicio del juego memorable. Todo ello con un apartado visual único y una optimización ideal en PC.

Por último, dar las gracias a Ziran España por cedernos una copia de DOOM The Dark Ages.